04 agosto 2009

La muerte de un Gran Soñador


Una vez más la Muerte nos arrebata a un soñador, un luchador empedernido de la literatura que, además, era un gran amigo mío y de quien siempre tuve las mejores impresiones. Un Caballero con mayúsculas, siempre afable, respetuoso, cortés, educado y gentil, que soñaba con mundos imaginarios e invitaba a los demás a soñar con él. Lo conocí en el lanzamiento de Años Luz y desde entonces lo incluí entre mis amistades. Fue algo casi instantáneo el sentirme a gusto con alguien que conocía sólo de referencias, una impresión que sé que provocó en muchos más.

El domingo el cáncer nos lo quitó injusta y prematuramente, impidiendo la realización de varios proyectos literarios que permanecían en su mente, cerrando de una vez por todas aquel torrente creativo que emanaba de él. La suya fue una lucha solitaria, pues no comentó su estado de salud con nadie. Lo visité el 28 de febrero en compañía de Sergio Amira, otro gran amigo y colega de la Quinta Región, notándolo más delgado. Él, con su afabilidad de siempre, le restó importancia, insinuando que eran achaques de la edad (aunque me pareció exagerado, pues teníamos la misma edad). Ahora sabemos cuál era la cruel realidad.

Su partida ha sido una gran pérdida para la literatura fantástica nacional y para todos los que lo conocimos. Estoy seguro de que siempre lo recordaremos. Vaya mi pésame para su gran compañera que es Isabel, a quien apoyaremos en todo lo que podamos para mantener vivo su legado. Estoy muy afectado por esto, no lo voy a negar, lo apreciaba mucho y lo echaré de menos, pasará mucho tiempo antes de que pueda acostumbrarme a la idea de que no está con nosotros.

Descansa en paz, amigo mío, y espero que en estos instantes te encuentres conversando con Carlos Raúl de libros.