24 noviembre 2006

Entrevista radial en el programa de Joana Pol


Sí, damas y caballeros, el día 8 de noviembre fue mi primera entrevista radial, efectuada a una emisora española de las Islas Baleares. El programa es conducido por las simpatiquísimas Sandra Llabrés y Joana Pol (escritora de fantasía, autora de “El crimen de los dioses” – www.joanapol.com).

Fue una gratísima experiencia que ha sido mi primera entrevista como autor de ciencia-ficción, algo que en Chile no se dio y es difícil que suceda. Por ello les mando mi mayor reconocimiento y los invito a que la descarguen en formato mp3 en el siguiente enlace:

http://www.sirlebert.com/xalfdm/pol28.mp3

La entrevista que Joana Pol me hizo dio origen a dos videos, los cuales pueden visualizar en:

http://joana.pol.balearweb.net/post/1109/24331

http://rinconliterario3denit.blogspot.com/2006/11/teobaldo-mercado-entrevistado-en-ib3.html

Me gustó la selección musical y de imágenes fractales usadas, que le dan cierto toque misterioso al asunto. Denles un vistazo, valen la pena, aunque reconozco que no me considero con voz de locutor ni mucho menos.

Saludos.

P.D.: Sí, lo sé, lo coloco un poco tarde, pero he estado muy liado con un sinfín de otras cosas.

26 septiembre 2006

Lanzamiento de mi segundo libro “Hijos de la estrellas”



Así declaro lanzado mi segundo libro, titulado “Hijos de las estrellas”. El esquema del mismo es similar al anterior: varios cuentos que anteceden a una novela corta. La edición es de 164 páginas, 12x20 cm. y fue confeccionada íntegramente por mi, es decir, realicé TODO el proceso de impresión (confección de películas para la imprenta, corte de las hojas impresas, empastado de los ejemplares, etcétera). Estoy sumamente satisfecho con lo efectuado, aunque le quité más de una hora al sueño y el agotamiento ahora me está pasando la factura, pero cuando uno predica en el desierto no tiene otra opción que hacerlo por su cuenta.

Esta vez me he preparado para las peticiones de los interesados, así que les informo que el libro puedo hacerlo llegar a otros países y regiones, sólo envíenme un correo para ponernos en contacto y arreglaremos el asunto. No se preocupen, no pretendo hacerme millonario con esto.

Opté por hacer solamente este lanzamiento virtual porque el otro es una pérdida de tiempo y dinero; además, en Chile el interés por el género es mínimo y estoy cansado de esforzarme promocionándolo (correos, repartición de volantes, mensajes en foros, etcétera). En Internet la acogida ha sido muchísimo mejor y les agradezco a todas aquellas personas de lejanas tierras por su enorme interés en mi trabajo.

Con respecto a mi estilo, les cuento que trato de escribir ciencia ficción dura, mi favorita, (creo que soy el único escritor en Chile que gusta de este subgénero). De repente hago algo diferente, pero el grueso de mi producción trata de ser en ese estilo; no sé si lo logre, pero al menos trato. Lo menciono porque un par de personas pensaron que mis escritos iban de otras cosas más al estilo latinoamericano y se decepcionaron al leerme.

Ya estoy planeando el tercero, que probablemente será la Space Opera que dio origen a mi polémico relato “Mala suerte, sargento” y a “El último” (que viene incluido en este segundo libro). Eso sí, tendrá por lo menos el doble de páginas que los primeros, así que me veré obligado a efectuar un pequeño cambio de formato.

El relato “Un viaje por el desierto” pueden descargarlo del estupendo sitio NGC3660 de Pily B.:

http://www.ccapitalia.net/ngc/creativa/teo/index.htm

A quien incluyo en la dedicatoria, junto con mis queridos colegas de Sedice.

Gracias otra vez a todos y… ¡VIVA LA CIENCIA FICCION!

03 agosto 2006

Una sombra en el hielo, de Laura Quijano Vincenzi


Recibí este libro gracias a otro intercambio cultural con esta colega costarricense, a quien descubrí navegando por la red en busca de enlaces de literatura.


Para empezar, debo hacer mención que esta novela fue la ganadora del “Premio Joven Creación” en Costa Rica allá por 1994, fecha desde la cual ha sido injustamente ignorada en su país y, recién ahora, ha tratado de darla a conocer al mundo mediante Internet.


La trama nos narra las vivencias de un grupo de científicos en el Polo Norte en el año 2195. Allí se trata de averiguar la suerte corrida por Rita Claramunt, desaparecida un siglo antes en misteriosas circunstancias. La llegada de una periodista oscurece más la trama, la llena de un misterio nuevo que al final del libro se desvela.


La historia, pese a todo lo repetida que puede parecer, tiene un buen ritmo. Los personajes se entremezclan de buena manera sin que ninguno opaque a los demás. Lo leí de una sentada, concentrado y entretenido. Cuando llegué al final sólo me quejé de una cosa: fue muy corto para mi gusto.


Aprovecho de recomendarles el sitio de esta autora:


http://www.lauraquijano.com/


Ahí habla de sus libros y proyectos futuros. Desde aquí le doy mis mejores deseos en sus andanzas literarias.

04 julio 2006

Comentario de libro


Voy a comentar el libro de mi colega español Francisco Javier Illán Vivas titulado “La cólera de Nebulos I: La maldición”, el cual obtuve gracias a un intercambio cultural con el autor (le envié un ejemplar de “Bajo un sol negro” y él me envió uno del suyo). Desde acá le agradezco la gentileza de haberme añadido en la sección de “Amigos” en su sitio: www.illanvivas.com

Adentrarnos en este libro es adentrarnos en un mundo fantástico, lleno de seres y personajes que nos sumergen en la gran imaginación del autor. A diferencia de otros grandes referentes del género, Francisco sabe darle continuidad y agilidad a una obra que, de otro modo, hubiese sido demasiado repetida y latosa. No nos apabulla con grandes descripciones sobre tal o cuál detalle de la vida o historia narrada, sino que nos da una amena y eficaz información acerca de lo que desea transmitirnos. Todo esto, para mí, es muy importante al iniciar cualquier historia, pues si no me atrapa en las primeras páginas me es difícil seguir adelante. Y confieso que, como todo inicio de saga, tenía miedo de que tuviese demasiadas hojas de relleno, pero mis temores eran injustificados. Lo único negativo es que la abundancia de nombres y lugares me confundió un poco y debí repasar en algunas ocasiones las páginas leídas (no soy muy bueno reteniendo tantos personajes, lo reconozco, así que esto es falta mía y no del autor). Pero fue nada más que un detalle, pues el libro en conjunto es un lugar en donde vale la pena descansar la vista y echar a volar la imaginación.

En resumen, una obra llena de entretención, con personajes bien delineados y una trama que garantiza continuaciones igualmente entretenidas, a las cuales con mucho gusto les daré un vistazo. Sería genial que a Chile llegasen estas obras, puesto que aburre ver los mismos nombres una y otra vez en las estanterías de las librerías.

23 abril 2006

Lanzamiento del libro “Años luz, mapa estelar de la ciencia ficción en Chile”







El viernes 20 de abril asistí al lanzamiento del libro “Años luz, mapa estelar de la ciencia ficción en Chile”, recopilado por Marcelo Novoa, académico de la Universidad de Valparaíso. En el se recogen 36 narraciones de ciencia ficción chilena desde la década de los 30 en adelante. Mi relato “Lamentos” fue seleccionado para el mismo y gratamente lo he visto publicado junto a otros colegas escritores.

El evento tuvo una buena asistencia, compuesta de casi un centenar de personas que se congregaron en la Casona Taller de Arquitectura UV, en el Paseo Atkinson del Cerro Concepción. La presentación estuvo a cargo de autoridades de la Universidad y el mismo Sr. Novoa hizo la introducción a la obra, recibiendo merecidos aplausos por este importante esfuerzo en pro de la difusión de la ciencia ficción en Chile. Estuvieron también presentes, entre otros, Jorge Baradit (autor de la novela “Ygdrasil”, publicada en noviembre por Ediciones Nova), Luis Saavedra (autor del fallecido fanzine “Fobos”), Sergio Meier (un conocido de la comunidad de aficionados al tema) y Patricio Alfonso (experto en vampirismo, como dicen algunos).

Las fotografías que adjunto fueron tomadas esa memorable noche porteña, que me sirvió para respirar la brisa marina desde las alturas de un cerro.

¡Viva la Ciencia Ficción!

12 marzo 2006

Publican crítica de "Bajo un sol negro"

Acá hay una crítica en el estupendo sitio de Pily B. acerca de mi libro "Bajo un sol negro".

http://www.ccapitalia.net/ngc/critica/literatura/pilyb/solnegro.htm

Ella es mi "editora virtual" desde diciembre de 2003, además de ser una gran seguidora (y escritora) del género de ciencia ficción. Desde aquí le agradezco sus palabras acerca de mi obra y los invito a que le den un vistazo.

Pensamientos en la punta del cerro

Este es un texto que escribí el domingo 21 de febrero de 1993, mientras observaba la puesta de sol desde el cerro San Cristóbal (situado dentro de la ciudad de Santiago) a los pies de la Virgen de piedra que corona la cumbre. Era un día extraño: cierta neblina diluida como si fuese otoño y un estado de ánimo muy particular, algo depresivo y melancólico. Es un buen ejemplo de las locuras que uno puede llegar a escribir cuando está motivado de extrañas maneras. A ver qué les parece.



Estoy en la cumbre del cerro San Cristóbal y veo al Sol ocultarse tras el horizonte. Mientras eso acontece, giro de vez en cuando el rostro hacia Santiago. Qué extraño. El hormiguero humano no me inspira nada. Veo surgir las primeras y tímidas luces entre los repliegues de la ciudad, semejantes a insectos nocturnos que inician su vuelo. Qué extraño. Lo único que me emociona es el viento frío que roza mi cuerpo. (El disco luminoso está casi totalmente oculto). Las personas derivan a mi alrededor, envueltas en sus propios asuntos y comentarios: las parejas abrazadas, los turistas, los niños correteando... y los visitantes de costumbre que dirán: "otra vez vino el loco que escribe y escribe en su libreta". (El Sol ha desaparecido). Qué extraño.

Creo que distingo algunos rostros "habituales" en el lugar, no lo sé. ¿Tú también, muchacha de pelo negro, vienes a contemplar el espectáculo? ¿O tú, anciano de mirada perdida, nos hemos encontrado antes? ¿Por qué me eres conocido, niño de ojos negros? Tal vez algunos de ellos estuvieron aquí la memorable noche de Año Nuevo y, como yo, se deleitaron con los fuegos artificiales de la torre Entel. Qué extraño. Ahora que el astro rey se ha ido sólo perduran sus rayos luminosos surgiendo del horizonte; no sé si él (el Sol) lo hace para aferrarse todavía de nuestros cielos o si (por el contrario) lo hace a modo de despedida. No, claro que no, el Sol es nada más que una estrella de tipo espectral G, sin vida propia. Pero no por eso dejo de sentir algo extraño. No por eso dejo de percibir la tibieza acumulada en estas piedras que me sirven de asiento, una tibieza que recuerda el calor del día que se va. A cada instante que transcurre la temperatura disminuye un poco más. La gente empieza a retirarse.

El ambiente es de tranquilidad, aunque un tanto... un tanto vacío, seguramente por mi vacío interior. (Detrás mío se alza el monumento de la cristiandad y algunos le elevan plegarias; cómo los compadezco). Observo en dirección a Santa Rosa sin ver nada especial, quizás porque sepa que estás lejos de aquí. Luego, dirijo mi mirada hacia La Florida y creo percibir algo de la esencia de mi amigo Oscar. Después miro el horizonte y está oscuro; el Sol se ha ido.

Hay un manto de bruma en esta tarde de domingo y creo que es mejor, ya que puede servir de cortina a todo lo que hay de fondo, a todo lo íntimo que existe dentro de nosotros y que pugna por emerger; pero que a veces es mejor confinar. Y dentro de mí hay un Teobaldo que intenta abrirse paso hacia la superficie. Y es él el que se manifiesta en ocasiones como ésta, pues pareciera que gusta de la meditación, la contemplación y la melancolía, dosificadas en extrañas proporciones. Oh, sí, casi lo siento a mi lado, dictándome lo que debo escribir, alentándome a enviarle mis palabras a otro ser que es como yo, a otra persona (una de las pocas) que me entiende. Es como el Teobaldo que me reprocha el no haber hecho todo lo posible por haber logrado mis objetivos.

"¿Es que estás ciego y no ves lo obvio?", me pregunta él y yo respondo: "No, no quiero esas ideas". "Pero ya están", replica, "ya están y sabes que son ciertas; las sabes porque conoces tus capacidades". Suspiro y argumento: "La vida nos da muchas sorpresas y a veces nos coloca trampas. Luego, mis extrañas ideas pueden ser una de esas trampas". Creo oír su risa antes de escuchar: "En los últimos meses te has puesto demasiado perceptivo como para saber cuándo estás equivocado. ¡Admítelo!". Me digo que en verdad es muy insistente y sólo añado: "De acuerdo; empero hay cosas que necesitan de tiempo y ésta es una de ellas". El otro Teobaldo, mi otro yo, nada dice y se retira, satisfecho al parecer con su victoria de hoy día. Por mi parte, noto que las piedras van perdiendo su calor.

Un vistazo a mi reloj me señala las 21:18. Está oscuro y las estrellas guiñen sus ojos en el cielo. Poca gente queda ya en las escalinatas de la Virgen. ¿Tendrán ellos en estos instantes pugnas consigo mismo como yo? No lo sé; nunca lo sabré y tampoco tiene importancia, pues es sólo otra loca idea de mi mente. Esa gente camina hacia sus vehículos para volver al hogar del que salieron. Me dispongo a imitarlos, aunque... aunque hay algo en este sitio que me ata a él. Quisiera poder permanecer un tiempo más, porque pese al frío es grato estar aquí. "Mañana tienes que trabajar", me susurra al oído el otro Teobaldo antes de retirarse definitivamente y no puedo menos que encontrarle razón. Sí, hay que marcharse y pronto iniciaré el camino de bajada a pie (quizás sea el único idiota que se quedó hasta esta hora sin vehículo). Me iré silbando o cantando alguna canción; algo se me ocurrirá para llenar esa hora hasta la entrada al cerro. Acabo de reunir fuerzas y guardo mi lápiz.

01 enero 2006

Artículo: El Cine y la TV vs la Ciencia-Ficción

Este es un artículo que escribí hará dos años para la revista “Quantor” de la SOCHIF. Está orientado en contra de casi todas las cosillas pseudo c-f que se ven en la pantalla grande y la chica, así que es recomendable que aquellos aficionados a estas historias no la lean. Produjo comezón entre algunos y por ello quizás sea el artículo más polémico que surgiera de mi mente.

Ahora lo comparto con el resto del mundo y espero que les agrade.


EL CINE Y LA TV V/S LA CIENCIA‑FICCION




Han pasado muchos años desde que George Meliès hiciera "Journey across the Imposible", allá por 1904, y muchas cosas han sucedido en el mundo desde entonces: Dos guerras mundiales, dos bombardeos nuclea­res, un sinfín de sucesos políticos, culturales y científicos, todos ellos elementos que —de una u otra forma— no han dejado de influir en el cine. Han sido causa de aciertos y desaciertos, polémicos inclu­sive (no olvidemos "La última tentación de Cristo"); pero en el caso del cine tradicional demuestra una indudable estela de la vida coti­diana, aquella diaria sucesión de acontecimientos en los cuales nos vemos involucrados, que se traspapelan a las artes. Esto siempre ha sido así y la diferencia fundamental estriba en las temáticas a tocar. Porque las temáticas de ciencia‑ficción son diferentes a las demás, a no dudarlo, y ésta siempre ha sido la gran caída de las producciones cinematográficas.

No entraré en detalles acerca de qué es la ciencia‑ficción, porque es algo tan difícil de definir como el término "amor" (no olvidemos que el mismo Asimov no podía hacerlo) y el verdadero aficionado a la misma tiene que saberlo de manera intuitiva. Y en verdad esto es lo que falla al momento de filmar una película sobre el tema: El casi completo desconocimiento del mismo. Y —a no dudarlo— el mejor ejem­plo de ello es la famosísima "Star Wars".

Ante todo, el elemento "ciencia" casi siempre es dejado de lado. Los productores y directores cinematográficos no tienen ni la más remota idea acerca de las distancias estelares, o las atmósferas, o lo que en verdad re­presenta la gravedad (un problema muy serio al momento de poner pie sobre otro planeta). Y la recién mencionada "Star Wars" constituye un ejemplo perfecto de esto. Oh, si, reconozco que George Lucas puso mucho empeño en su obra, no le desmerezco esa dosis de imaginación; empero el resultado es digno de los "pulps" de los años 30 y 40, algo así como la serie "Lensman" de Smith. Aquí vemos el típico ejemplo de algo que es una simple adaptación de las cosas que ya conocemos y a las que les daré una revisión:


LA "CIENCIA"

* El sonido en el espacio, la caída típica de todas las películas, pues las ondas sonoras necesitan siempre un medio elástico sólido, líquido o gaseoso pa­ra transmitirse; en el espacio —muy por el contrario— no existe atmósfera, motivo por el cual las ondas sonoras no pueden propa­garse.

* Las armas "láser" tienen un alcance muy limitado, lo cual es ab­surdo, puesto que los fotones que componen el rayo producen lo que se denomina luz "coherente", es decir, luz compuesta de foto­nes que se mueven todos en la misma dirección (a diferencia de la luz natural). Un rayo láser casi no se dispersa y su intensidad es la suficiente para notarse a distancias mucho mayores que la luz normal. Si, por ejemplo, disparamos un láser de un diámetro de un centímetro hacia la Luna, llegaría allá con un diámetro aproximado de un metro. Por lo tanto, son absolutamente inverosí­miles esas "batallas" en las que vemos a naves persiguiéndose ri­dículamente para que, llegado un momento de clímax, se disparen y destruyan. Además, los señores del cine casi siempre colocan "ra­yos" punteados y no continuos, semejando a las balas trazadoras de los aviones. Y no hablar de las "espadas", algo ridículo si pensamos que los fotones no poseen la suficiente consistencia só­lida como para entrechocar a la manera del metal. En una verdade­ra batalla espacial, los pilotos se dispararían a miles de kiló­metros de distancia y no harían el ridículo ni se arriesgarían tanto al acercarse a los navíos enemigos.
También se han visto cañones "láser" con retroceso ("Space Above and Beyond", exhibida en nuestra TV como "Comando Espacial", y además en "Babylon 5" y "Battlestar Galactica"), algo de lo más ridículo si consideramos que la generación del láser se hace me­diante energía al concentrarse en un rubí o un gas, que no produ­ce la menor energía cinética. Y, casi me olvido, el láser tam­poco produce ese infantil sonido "píu píu", tan típico de esta clase de producciones.

* El punto anterior nos lleva a otra consideración: Las miras. Algo ya tan anticuado como es el perseguir a otro para centrarlo en la mira se sigue aplicando en el cine. Vamos, vamos, que hace un par de décadas que existe el helicóptero en el cual la mira se en­cuentra en el casco, o sea, a donde mire el piloto mira la ame­tralladora. ¿Para qué diablos, entonces, hay que sufrir tanto pa­ra darle a alguien? Ahora, si pensamos en toda la clase de misi­les que automáticamente siguen su objetivo y nos imaginamos computadoras que escojan el blanco, tanto por delante como por de­trás, estaríamos haciendo "verdadera" ciencia‑ficción.

* En todos, o casi todos, los planetas en que se sitúa la acción la atmósfera es respirable por los seres humanos y la gravedad es también soportable, algo que para cualquiera que se haya dado el trabajo de leer un poco de Astronomía entenderá que es un absur­do. Con una gravedad apenas un 25% más alta de la normal, un hom­bre caminaría con incomodidad y mucho menos podría correr con fa­cilidad. A gravedades superiores la situación sería mucho peor.

* Otra cosa absurda son las distancias, pues, por ejemplo, en la serie "Comando Espacial" se hablaba tranquilamente de Unidades Astronómicas (término astronómico que representa la distancia de la Tierra al Sol, casi ciento cincuenta millones de kilómetros) y con eso se pretendía dar un aire de "ciencia" al asunto. Cierto, es un término científico, pero nunca dijeron cómo salvaban esas distancias tan enormes con naves que nunca hicieron ni el menor "salto hiperespacial". ¿Serían los remotos descendientes de los protagonistas, gemelos perfectos de ellos o sus clones que, años después, arribaban a destino? Es el mismo error que cometieron en "Space 1999", al decir que el viaje entre uno y otro sistema era de algunas semanas o meses (¿?).

* Los androides o cyborgs suelen estar compuestos por anticuados músculos hidráulicos y recubiertos por un simple "pellejo" huma­no. Y es absurdo, pues, de ser así, se notaría de inmediato que es una máquina. Tomemos al famoso Terminator, por ejemplo: ¿Cómo, si está nada más recubierto de piel, sería capaz de mover la bo­ca, en circunstancias que una simple sonrisa requiere no solamen­te de la piel, sino de los músculos que están bajo ella y sobre los huesos? Y la hidráulica puede ser desplazada, a modo de ejem­plo, por un nuevo tipo de "músculo" artificial, compuesto de pla­cas superpuestas accionadas por electromagnetismo, que hace años empezaron a desarrollar los japoneses. Un androide bien hecho se­ría como Ash, de "Alien, el octavo pasajero". Dejo como tarea pa­ra la casa el que imaginen un verdadero androide, compuesto de células artificiales y capaz de adaptarse a diversos medio am­bientes.


EL CONTENIDO

* Los extraterrestres malvados casi siempre suelen tener debilida­des humanas, tales como la ambición (los Centauri en "Babylon 5", que nos recuerda a un caído Imperio Soviético tratando de recupe­rar su "grandeza") y la lujuria ("The Return o Jedi", en el cual Jabba hacía bailar a mujeres con poca ropa), todos estos elemen­tos que a verdaderos seres de otros planetas le importarán bien poco. Los guionistas no tienen al parecer más ideas que las que ya han visto o —peor aún— son incapaces de idear algo nuevo. Y también suelen ser derrotados por nuestras emociones, sobre todo el "amor", sentimiento que quizás no entiendan ni les interese y que por naturaleza sean incapaces de sentir.

* Por cierto, siempre un régimen "democrático" es superior al "au­toritario" (la República que fue reemplazada por el Imperio). Por cierto, siempre los malos son como los comunistas o los nazis (el Imperio). Por cierto, todo fue, es y será como lo conocemos, como si a largo plazo las cosas no fueran a cambiar. Producto de esto, es que los conflictos del cine derivan de los conflictos humanos y no de otras formas de pensamiento. "Porque es más fácil copiar que innovar", pareciera ser el lema que se emplea. Y esto acarrea el que muchos cineastas (perdón por darles tan elevado nombre, empero lo utilizo en forma genérica) sigan creyendo que muchas culturas pervivirán a los cambios del futuro (el típico camionero yanqui en "Space Truckers", la taberna en "Star Wars" o los casi­nos espaciales como en "Buck Rogers"). Casi ninguno se ha tomado la molestia de indagar seriamente acerca de los cambios sociales que producirá el futuro (tal como en "Blade Runner").

Todo lo anterior son puntos que generalmente aquellos que no gustan de pensar pasan por alto, ya que dicen que "es sólo una película", que "no te compliques la vida" o sencillamente "¿y qué importa si tiene buenos efectos especiales?". Creo que aquí está en juego algo más que el gustar o no de algo, está en juego el pedir algo serio y bien pen­sado. Estos puntos que he mencionado serían los mismos que achacar a películas del Oeste en la cual los vaqueros utilizaran ballestas, mon­taran caballos de seis patas y escucharan ópera en la taberna. A pesar de esto estoy seguro que no faltarían los cernícalos que la aplaudi­rían y renegarían de las cintas de John Wayne.

La ciencia‑ficción del cine y la TV pareciera haberse estancado en la primera época, aquella en la que predominaba la aventura por sobre lo social y tecnológico. La veo ahí y se asemeja a un dinosaurio atra­pado en un pantano, chapoteando y metiendo ruido para escapar de las arenas movedizas que lo retienen.

Son pocas las buenas expresiones de ciencia‑ficción que merecen un lugar dentro del género, generalmente obras casi desconocidas ("Qué difícil es ser un dios", "Estrella Obscura", "THX 1138", por ejemplo). O hay algunas que, lamentablemente, empiezan bien y terminan mal ("Star Trek", que fue buena hasta la primera película, pues desde la segunda se transformó en ópera espacial como "Star Wars", con una nue­va serie que casi nada tiene que decir).

La pantalla grande y la chica en poco han contribuido a la ciencia‑ficción; mas bien han alentado a sus críticos al mostrarle productos de tan baja calidad. No puedo negar que me dan nervios al escuchar de un nuevo estreno de "ciencia‑ficción", sabedor de que lo más probable es que caiga dentro de uno o más de los puntos ya mencionados. Es la­mentable (peor aún, doloroso) el que a uno lo identifiquen con esas óperas espaciales en cuanto mencione sus gustos; me siento inclusive ofendido al escucharlo. Y es más lamentable el ver que las nuevas ge­neraciones crezcan viendo esas ridiculeces de armas que suenan "píu píu", o con absurdas "espadas" láser, o con inútiles camellos mecáni­cos de asalto o con extraterrestres que desean raptar a la princesa. El mayor daño se está produciendo allí, en los niños. Ahora bien, esto no quiere decir que todo vaya a ser serio, claro que no. Mas si a lo liviano se le pudiese dar un barniz de credibilidad, de seriedad, po­dríamos elevar la calidad de nuestras distracciones y, por ende, de nuestras vidas. No abogo por una "siutización" (¿me permiten el térmi­no?), sino que por un poco de decencia. Me sentiría igual de molesto si —por el contrario— todo fuese serio y bien pensado, sin sitio pa­ra la risa y la diversión sencilla. Es una lamentable demostración de lo mediocre y decadente que es nuestra sociedad.

Larga vida y prosperidad, Ciencia‑Ficción (con mayúsculas).