14 octubre 2008

Terminó la excursión


Bien, ya volví del desierto y no tuve ningún contratiempo, todo salió mejor aún de lo planeado, pues me demoré apenas dos días en hacer el trayecto de unos 40 km a pie.


Fue una experiencia muy gratificante e interesante: a solas en la nada, por decirlo de cierta manera. En algunos lugares se parecía a las llanuras y cañones marcianos, una sensación que cuesta describir, simplemente es mejor ir y verlo en persona.


Confieso que me costaba un poco creerle al GPS cuando me decía que quedaban apenas cinco horas de caminata para llegar a destino, me parecía poco tiempo. También en algún momento dudé de si la dirección era la correcta, pues me indicada una dirección en la cual aparentemente no había nada. Pero no, estaba en lo correcto, ya que cuando atravesé la última loma con piedras vislumbré mi objetivo: Bahía Inglesa.


Hubo mucho silencio, roto ocasionalmente por el viento. Me crucé con algunas lagartijas, un conejo y unos perros en la distancia que eran parte de un complejo de prospecciones mineras.


Valió la pena la excursión. No fue tan arriesgada como algunos suponían, ya que nunca me alejé más de un par de kilómetros de las carreteras que cruzaba (al menos dos, quizás tres, pero no estoy seguro). Sin embargo, en cuanto uno se aleja unos cientos de metros de la franja de asfalto comienza a invadirlo todo la arena, las rocas, la arena y algunos arbustos.


Volveré algún día no muy lejano, seguramente haciendo el mismo trayecto bordeando la costa. En Google Earth aparecen unos laberintos hechos por el viento a poca distancia de Puerto Viejo y espero hacerles una visita.

Dato curioso: Durante la mayor parte del trayecto tuve señal en mi teléfono celular, así que me reportaba con mi casa y amigos. Esto demuestra que no es necesario alejarse mucho de la civilización para encontrar paisajes desolados y naturales.

Bien, pasado este interludio de exploración vuelvo a mis labores de escritura.

10 octubre 2008

Al fin, después de quince largos años



Mañana nos veremos las caras, villano, será un duelo uno a uno sin tregua durante varios días, algo que estaba pendiente desde allá por 1993, ¿recuerdas? Yo nunca lo olvidé y finalmente se dieron todas las circunstancias para que sucediese. Mañana iré, armado de mi esfuerzo y mi GPS para demostrar que sí se puede, contrariamente a lo que mis por desgracia desaparecidos amigos decían.

Para ti, que estás pendiente de lo que hago, te digo: no te preocupes, volveré sano y salvo para seguir escribiendo. Por último, después de lo que conversamos el 12 de julio, está todo dicho, así que no quedan más palabras en el tintero. Sólo lamento que las cosas no hayan sido diferentes, pero qué diablos, no siempre se puede ganar, ¿cierto?

Prepárense, que el escritor más porfiado de Chile volverá renovado de esta excursión.